jueves, 19 de febrero de 2009

Cosmos


Desde la noche de los tiempos, los hombres siempre han creído que los astros tenían alguna relación con la marcha de sus asuntos. Como ejemplo actual de esta preocupación, Richard Tarnas en su obra Cosmos and Psyche: intimations of a New World View (2007), tras estudiar durante años la relación entre la conducta de los astros y los sucesos de la historia, defiende, al igual que los antiguos, una íntima conexión entre lo microscópico y lo macroscópico animada por la marcha de los planetas.
No hace mucho, explorando en la memoria del tiempo, el filósofo griego Plotino (205-270), yendo mucho más allá de los espacios medidos, y quizá volviendo los ojos sobre sus órbitas, pues bajo la pintura con que se empeñaron en adornar sus efigies sus ojos aparecen blancos, absolutamente ausentes, como escrutando algo inmensamente profundo en su interior, aventuraba:
Y nosotros, ¿qué somos en el fondo? Quizá fuéramos antes ya de que existiera la creación, seres humanos de otro tipo, o cierta clase de dioses, una combinación pura de alma y espíritu unida a todo el universo, parte del mundo inteligible, no separados y distanciados, sino unos en el todo. (Enneadas, VI, 4, 14).

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